Harry sintió que se le secaba la garganta y respiró profundamente, haciendo acopio de toda su valentía de Gryffindor. Pero cuando miró a los bonitos ojos grises que tanto le habían llegado a gustar, las palabras que había querido decir durante mucho tiempo finalmente se deslizaron con facilidad.
"Me gustas, Draco", dijo. "Y me gustas mucho".