Actos humanos

Recuerdo todavía vívidamente esa sensación de no tenerle miedo a nada, de estar dispuesto a dar la vida en cualquier momento, de que la sangre de todos los que estábamos allí fluía en una única y gigantesca arteria. Pude escuchar el pulso de esa sangre que corría palpitante, de ese corazón que era el más grande y sublime del mundo. Lo digo con humildad, pero me sentí parte de un todo»

Actos humanos relata treinta años de desconsuelo en los que el dolor ha quebrado el sentido del tiempo y las cicatrices nunca dejan de sangrar. «¿Es el hombre un ser cruel por naturaleza?», se pregunta una víctima. «¿Lo de la dignidad humana es un engaño y en cualquier momento podemos transformarnos en insectos, bestias o masas de pus y secreciones

Lo más lejos que habían llegado los escritores era a un lugar distinto, inesperado, desde el que observar sus dudas. Entonces, se dijo, ella también podía escribir. Porque tampoco tenía respuestas, pero desde pequeña flotaba entre misterios e incógnitas que cada vez se hacían más grandes y sorprendentes

Así como hubo militares especialmente crueles, también hubo quienes mostraron una actitud particularmente compasiva.

Hubo un miembro de la unidad de paracaidistas que cargó sobre sus espaldas a un herido que sangraba y lo dejó frente a un hospital para luego escapar a toda prisa. Hubo soldados que dispararon con el cañón apuntando hacia arriba para no darle a la gente cuando se les dio la orden de tirar a mansalva. Las cámaras de la prensa extranjera capturaron la imagen de un soldado que permaneció hasta el final con la boca cerrada cuando, formados en línea, todos cantaban una marcha militar delante de los cadáveres caídos frente a la sede gubernamental

Que le dé permiso? Claro que se lo doy. Eso sí, tiene que escribirla bien. Que sea una historia recta y cabal. Escríbala de tal manera que nunca más puedan injuriar a mi hermano

Cuando murió ese invierno, le tuve rencor porque se marchaba y me dejaba sola en este infierno.

Te esperan en silencio los recuerdos,

aquellos que te hacen darte cuenta de que las pesadillas no son nada comparadas con la realidad.

Antes morir de pie que vivir de rodillas.

recuerdos que no cicatrizan nunca. Pasa el tiempo y la memoria no se difumina, sino que queda únicamente ese recuerdo y todos los demás se van borrando. El mundo se va quedando en tinieblas al irse apagando una a una las bombillas de neón de colores. Sé bien que yo tampoco estoy a salvo.