Los hombres necesitan a menudo fantasías en las que dominan y machacan a una mujer por dentro con su pene –casi nunca contra la voluntad de esta (al menos, no en la fantasía)–, pero esas imágenes pueden venir precedidas de otras más pasivas.190 Es decir, que, para excitarse y mantener una erección, un hombre puede imaginarse a una mujer tomando la iniciativa, forzándolo a tener sexo con ella y ocupando una posición generalmente dominante. Pero, luego, cuando su excitación aumenta y se acerca al orgasmo, esas imágenes se sustituyen por las conocidas fantasías de dominación masculina, en las que él pasa a ser el único agente activo. Los hombres pueden hablar abiertamente sobre esta segunda fantasía, pero les cuesta mucho más hacerlo sobre la primera, si bien el orden da a entender que la segunda parte, más activa, podría representar una venganza por la primera parte de la secuencia, más pasiva.