El evangelio del Nuevo Mundo

Hay tres preguntas que cualquier hombre que se precie debe plantearse y responder por sí solo: de dónde vengo, qué hago en este mundo y a dónde voy.

Fue entonces cuando Joseph decidió marcharse a comprobar si la vida tenía el mismo gusto amargo en todas partes.

—Los pueblos como el nuestro son ligeros de memoria. Es cuestión de aguantar el tirón un par de meses y verás cómo después te dejan en paz.

Presentía que iba a ser su obra maestra: se proponía demostrar que la dichosa globalización, en el fondo, no era más que una forma moderna de esclavitud. Las naciones ricas de Occidente obligaban a los países pobres del sur, donde la mano de obra era abundante y barata, a fabricar a bajo coste los productos que necesitaban.

disparan sin cesar sus mortíferos aparatos intentando capturar hasta el último destello de hermosura