Aurora siempre le había confiado sus más íntimos secretos a sus diarios, y ahora, por un terrible error, estaban en posesión de Luke Kirwan. Y solo se los devolvería con la condición de que accediese a tener una cita con él.
Pero una cita condujo a la otra, y Aurora se dio cuenta de que no quería que terminase aquel delicioso chantaje. Sin embargo, Luke había dejado bien claro que el matrimonio no era lo suyo. A lo mejor tenía que darle un poco de su misma medicina, y si él quería estar con ella, tendría que ser con una condición…