Entrar a la senectud o llegar a la edad de jubilación no tiene por qué significar retirarse de la vida. Incluso si el médico nos ha dicho que nos queda poco tiempo a causa de una enfermedad terminal, hay que planear bien esos preciosos años que queden de vida, en vez de perderlos lamentándose (en esas circunstancias, ¡quizá con mayor razón!). Aquí se invita a todos aquellos que ya no se cuecen al primer hervor a explotar al máximo sus talentos y el potencial con que nacieron, para llegar al final de sus días siendo rentables y útiles a los demás, sin descuidar sus propias satisfacciones y alegrías, ni desde luego su calidad de vida. Con ejemplos elocuentes, cercanos e inspiradores, Luis Castañeda motiva al escucha, seguramente interesado en vivir sus últimos años, lustros o décadas tranquilo y feliz, a conocerse mejor a sí mismo, ubicar sus principales motivaciones y valores, buscar un equilibrio en todos los aspectos (intelectual, recreativo, social, corporal, económico, etc.) y plantearse metas puntuales en cada uno para a partir de ellas configurar un plan de vida que le permita cosechar los merecidos frutos de su esfuerzo y disfrutar plenamente y a conciencia esta etapa.