Para ser escritor

La educación es violencia. Aunque a veces disimule. Se trata de forjar un carácter, construir un temperamento, propiciar una actitud que «enseñará al principiante no a escribir, sino a convertirse en escritor».

darle a las experiencias de cada jornada forma en palabras, a prever el uso que le otorgarás a cualquier anécdota o episodio del que tengas noticia, a transformar el material en bruto de la vida en materia de ficción, de manera más consistente de lo que hacías cuando la escritura era una ocupación esporádica, caprichosa, que se desataba de vez en cuando de forma inopinada, o se llevaba a cabo solo cuando sentías que tenías una historia bien amarrada.

Escribir con horario

Obsérvate con cuidado; si en cualquier momento descubres que has vuelto a las ensoñaciones inactivas, es el momento de ponerte un poco de presión. Durante toda tu vida de escritor, cada vez que sientas ese riesgo de sequía creativa que le llega incluso al escritor que más facilidad tiene, vuelve a poner el lápiz y el cuaderno en tu mesilla de noche, y despiértate cada mañana para escribir.

Guarda el material que hayas escrito (y bajo llave si esa es la única manera de evitarte la vergüenza al leerlo). Te resultará útil de maneras que ahora ni siquiera puedes imaginar

Duplica tu «producción»
Después de un día o dos encontrarás que hay una determinada cantidad de palabras que eres capaz de escribir fácilmente y sin esfuerzo. Cuando hayas dado con ese límite, empieza a ampliarlo en unas cuantas frases, luego en un párrafo o dos.

Escribe durante el tiempo que tengas libre, o hasta que sientas que te has vaciado por completo de escritura

La mejor manera de hacer esto es levantarse media hora, o una hora entera, antes de tu hora habitual. Lo más temprano que puedas, y sin hablar, sin leer el periódico de la mañana, sin coger el libro que dejaste anoche en la mesilla, empezar a escribir. Escribe lo que te venga a la cabeza: el sueño de la pasada noche, si eres capaz de recordarlo; las actividades del día anterior; una conversación, real o imaginaria; un examen de conciencia. Escribe cualquier tipo de ensoñación de primera hora de la mañana, de forma rápida y acrítica. La excelencia o valor final de lo que escribas no tiene por ahora importancia alguna. De hecho, encontrarás en este material más valor del que esperas pero tu objetivo principal ahora no es producir palabras inmortales, sino escribir algunas palabras que no sean puros sinsentidos.

es posible escribir durante largos periodos sin fatiga, y que si uno da un empujón para atravesar ese primer cansancio, encontrará una reserva de energía insospechada

La escritura tira de músculos que de otro modo no se usan, e implica soledad e inmovilidad