Eres único e irremplazable, has sido diseñado para resistirte a cualquier etiqueta, nadie puede definirte, nadie puede reducirte a una categoría. Ni siquiera tú mismo. Tu corazón es -y siempre fue— lo suficientemente grande como para contener la vida entera, la tristeza tanto como la felicidad, la agonía tanto como el éxtasis, el aburrimiento tanto como el entusiasmo y la emoción.
Las ciento setenta y siete perlas de amor y sabiduría que conforman este libro son las migas de pan que Jeff Foster va dejando caer para marcarte La senda del reposo. Síguelas rebosante de confianza y entonando una canción, verás con asombro cómo tu antigua senda se desmorona, y cómo otra, nueva y resplandeciente, se va forjando ante ti a cada paso. Tu historia no está completa aún. Todos los grandes héroes caen y dudan de sí mismos, y muchas veces están a punto de darse por vencidos. La valentía no es la fuerza bruta ni la ausencia de miedo, sino la voluntad de volver a sentirte como un niño pequeño, de dudar de todo, y, después, volver a ponerte en pie. Todo está bien. Reposa.