—Lyra.
—¿Sí? —susurré también.
—Llevas sola mucho tiempo.
—Sí —respondí, aunque no fuera una pregunta.
—Por eso tus canciones suenan así.
—¿Qué quieres decir?
—A que dejas espacio para que quien te escuche las cante contigo. —Antes de que pudiera comentar nada, se apresuró a continuar—: ¡No me refiero a que sean malas o estén incompletas! Son preciosas. Suenan preciosas. Solo que…
—No necesitas aclarar nada. —Sonreí con resignación—. Aprendí a tocar acompañada. Es normal que parezca que les falta algo.
—No les falta nada —murmuró Dikê con cariño. Vi su mano alzarse y moverse al mismo tiempo que ella; seguramente gesticulaba—. Es solo que no son solo algo que se escuche, ¿sabes qué quiero decir? Compartes la música, haces que quien te oye quiera también participar de lo que creas, dar algo a cambio, reaccionar… Dioses, me explico fatal.
Aish