Cuarto de desechos también es un testimonio de lo diversa que es la literatura; que el acto de escribir no es sólo para personas blancas, ni para personas ricas. En una era en la que se han popularizado las narrativas de voces hegemónicas “hablando por los que no tienen voz”, escrituras como las de Carolina Maria de Jesus nos recuerdan que las comunidades marginadas siempre han tenido voz propia, voz que pocas veces ha sido escuchada por la incomodidad que presenta, por las jerarquías y desigualdad que señala. Ésta es la escritura de una mujer negra, orgullosa de serlo, que cree en las posibilidades que le dan los libros y mantener un diario, que cree fervientemente en la palabra como compañía en medio del fango.