Julián Sanz Pascual nos presenta un tema de rabiosa actualidad que a bien seguro provocará sorpresa a cualquiera que lo lea. Una manera de entender el cosmos que no dejará indiferente a nadie. Lejos de justificar la corrupción, el autor nos dice que pocas cosas tienen hoy tan mala prensa entre nosotros como la corrupción, lo que nos llevaría a pensar que el ideal sería acabar con ella de la manera más contundente. Sin embargo, estudiada a fondo, resulta que la corrupción no es un cuerpo extraño en nuestra sociedad, sino que es algo sustancial de la misma. La necesidad de la corrupción arranca de la inexistencia de una fórmula definitiva que haga que la sociedad funcione como el mecanismo de un perfecto reloj. De aquí el complemento al título: “Otra manera de pensar”. La necesidad de corrupción, como motor regenerador, no se da sólo en el ámbito de lo social y de lo político, sino en todos los ámbitos del saber y de la actividad humana, por no decir en todos los asuntos de la vida, pues en ninguno hasta ahora se ha conseguido la fórmula definitiva en la que todas las cosas puedan encontrar su sitio. El hombre ha estado siempre tratando de encontrar gobiernos perfectos para una sociedad que no lo es, hasta que hace veinticinco siglos los griegos propusieron la democracia como fórmula imperfecta, pues es la madre de todas las corrupciones. Sin embargo, la única alternativa que hay a la democracia es la dictadura, lo que es tanto como decir el muro contra el que se va a estrellar cualquier iniciativa de progreso que arranque de lo más saneado de la sociedad.