Más que sonidos

La cultura no está por fuera, sino que la cultura está en el sujeto y el sujeto en la cultura.

No hay ni organismo ni psiquismo por fuera de una cultura.

stener que la música es inmaterial y trascendente lleva a su reificación. Se la cosifica

La cultura propia es determinante para vivirla.

La situación intersubjetiva es el fondo determinante desde el cual llamamos música a un fenómeno acústico

Es por ello que Carpintero modeliza la producción de la subjetividad como el anudamiento de tres espacios (psíquico, orgánico y cultural).

Cuando hablamos de cuerpo no hablamos de lo que habitualmente se entiende como organismo biológico. Hablamos de cuerpos. Un plural polifónico de cuerpos que generan distintos espacios a los que llamamos subjetividad.

La corposubjetividad implica un sujeto que constituye su subjetividad desde diferentes cuerpos: “el cuerpo orgánico; el cuerpo erógeno; el cuerpo pulsional; el cuerpo social y político; el cuerpo imaginario; el cuerpo simbólico. Cuerpos que a lo largo de la vida componen espacios cuyos anudamientos dan cuenta de los procesos de subjetivación.”

Las concepciones de Enrique Carpintero sobre cuerpo, subjetividad y su original concepto de corposubjetividad, nos permiten enfocar de una manera particular las experiencias musicales.

Estos reduccionismos no sólo “reducen”. Además suelen ser la mejor coartada para contrabandear los propios gustos o disgustos personales con algún fundamento pseudocientífico. En cada uno de ellos se filtra la propia subjetividad de quien juzga. Nuestros gustos y nuestras concepciones para avanzar siempre son el punto de partida, pero no la justificación de nuestras llegadas.