Apología de un matemático

, al nivel de la arena,

entre el mar y la tierra,

¿qué puedo construir o escribir

antes de que caiga la noche?

Decidme dónde hay runas que grabar

que detengan la ola explosiva,

o bastiones que diseñar

que permanezcan más tiempo que yo.

Aquí, al nivel de la arena,

entre el mar y la tierra,

¿qué puedo construir o escribir

antes de que caiga la noche?

Decidme dónde hay runas que grabar

que detengan la ola explosiva,

o bastiones que diseñar

que permanezcan más tiempo que yo.

Creo que la realidad matemática yace fuera de nosotros, y que nuestra función es descubrirla u observarla, y que los teoremas que demostramos, y que describimos con grandilocuencia como nuestras «creaciones», son simplemente las notas de nuestras observaciones.

«se dice que una ciencia es útil si su desarrollo tiende a acentuar las desigualdades existentes en la distribución de la riqueza o si fomenta de una manera más directa la destrucción de la vida humana»,

abía algo de nobleza en la ambición de Atila o en la de Napoleón, pero la ambición más noble de todas es la de dejar tras de uno mismo algo de un valor permanente:

os buenos trabajos no los realizan hombres «humildes». Por ejemplo, una de las primeras obligaciones de un profesor es, en cualquier materia, exagerar un poco la importancia tanto de la materia como la suya propia en ese campo.