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Abraham Valdelomar

La Ciudad De Los Tísicos

  • Jaqueline Hernándezhas quoted4 years ago
    Y salió. La luz agonizante de la tarde bordeaba los pliegues de su traje de terciopelo, como en un lienzo antiguo. Y con ella se fue el encanto de esa aventura,
  • Jaqueline Hernándezhas quoted4 years ago
    Se lo aconsejaba: ¡no romper el encanto de lo misterioso; no hacer reales nuestros deseos; no conocer aquello que se nos presenta esfumado, porque la realidad habrá desvanecido lo extraño y lo ideal se habrá perdido para siempre
  • Jaqueline Hernándezhas quoted4 years ago
    Cuánto tiempo he dormido? No he soñado en nada. Había un silencio absoluto en todas las cosas, y, ahora, que estoy despierto, el silencio sigue. Nada alegra esta vida monótona. Verdad que estamos a fines de septiembre y ya no quedan flores en los jardines que han principiado a secarse
  • Jaqueline Hernándezhas quoted4 years ago
    Si hay la línea, el color, la armonía, el ritmo y el gesto, ¿para qué hablar? Convénzase usted, amigo mío. Las palabras ahuyentan el espíritu. El silencio habla a las almas, porque el silencio es bueno.

    Y calló…»

    El lenguaje es primitivo

  • Jaqueline Hernándezhas quoted4 years ago
    Lo instintivo es lo animal y el lenguaje es instintivo. Pero todo no es animalidad. Cuando el hombre terciario principia a evolucionar y a darse cuenta de algunas cosas se realiza en él un primer proceso psicológico: coge un hueso de asno y hace una línea sobre la corteza de un abeto. Esta línea terciaria, nos llega, transformada, en el perfil de la Hebe. El dibujo acusa, pues, un poco de psicología sobre el lenguaje. Pero el hombre terciario sigue viendo la vida. Un día, a la orilla del río, coge la tierra húmeda y ve que en sus manos cambia de aspecto y crea la forma que, influenciada ya por el arte asirio, fenicio y egipcio, se halla en el Louvre, entrando en el pabellón de la izquierda; ésta es la Venus de Milo.
  • Jaqueline Hernándezhas quoted4 years ago
    Manos largas, lánguidas y transparentes, esas manos que no doblan los dedos en ningún movimiento; que toman el cigarro, la pluma, el libro con los dedos rectos como brazos de tenacillas y consiguen una gran distinción y una suprema y delicada elegancia; esas manos que hacen muecas y gestos, que se elevan a Dios como las puertas de las capillas góticas, o al espíritu como en las esculturas de Rodin, o al arte ideal, selecto y enfermizo como en los cuadros de Boldini. Las manos largas representan la línea recta, el símbolo, el espíritu. Las manos redondas representan la línea curva, el realismo, la carne. Las manos largas son la aristocracia; las redondas, son la burguesía…»
  • Jaqueline Hernándezhas quoted4 years ago
    Ha reducido la expresión al gesto, la elegancia a la línea, la idea al silencio y la música al color. No sé si él analiza o sintetiza, si deslíe o comprime, si destruye o crea, pero llega a conclusiones a donde no llegan los que no son tísicos como él y como yo
  • Jaqueline Hernándezhas quoted4 years ago
    Poco a poco el ruido de la población se va muriendo, el tráfico es menos intenso y en la paz de esta noche que se inicia con la luna, voy a entrar, una vez más, leyendo las cartas, en la ciudad de los tísicos. Me parece que voy a hablar con Abel…
  • Jaqueline Hernándezhas quoted4 years ago
    No hay mármoles. El mármol es pagano para los hijos de Moisés. En mármol se levantan las Afroditas y las Victorias de la Hélade, los bajo relieves de Cupido y las Nereidas. Aquí, en los templos católicos, la estatuaria es en madera. La madera es más blanda y obediente, menos blanca y menos rebelde que el mármol. El mármol es la carne fresca, blanca, joven y tentadora. La madera es la carne envejecida y rugosa, pálida y venerable. Un Apolo en madera sería un dios humillado; un Cristo en mármol parecería una irreverencia.
  • Jaqueline Hernándezhas quoted4 years ago
    Tiene el cinismo en la risa y en los ojos una pavorosa amargura, sonríe con amor y amenaza de muerte, insinuadora y horrible, muerta y viva, realidad y símbolo. Tal es la muerte triunfal. Su boca muestra un camino, sus ojos señalan una hora, su flecha hace abrir una herida
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