salvan a la clase media de la violencia,
la vuelven piadosa y sobre todo
le calman la irritación de sus posibles dudas.
Me enfurece que no sientan rabia.
Tal vez estén locos. Yo no podría
enterrarme viva deliberadamente,
o peor aún, hipnóticamente.
Necesitamos que ya no puedan más
y se sulfuren
y traten lo imposible:
que sus muertes, entre las infinitas muertes masivas