Tal vez, ese mayo, Ángel se dio cuenta de que, ahora sí, la intención era firme. Tal vez ese mayo supo que ya no podía controlarla más, y que la había perdido. Cuatro días más tarde, Liliana se describió a sí misma como desprotegida por primera vez en todo el tiempo que pasó en la Ciudad de México. Fue una nota parca, escrita en la última hoja de su Cuaderno Cuatro, una línea en finísima letra a lápiz, sellada con un signo de exclamación en tinta morada:
30 mayo 1990
Es, fue casi insoportable. El viaje en metro tan desprotegida. ¡Estoy en casa, este espacio me pertenece!