Soltero y millonario

—Cerditos enrollados, ensaladilla, judías verdes, salmón ahumado y queso. ¡Ah! Se me olvidaba. Eso de ahí es alce ahumado —explicó la mujer mientras señalaba cada fuente—. Venga. A comer.

Cassie vio cómo Luke miraba la fuente de cerditos, después a Joshua y de nuevo a la comida.

—¿Cerditos enrollados? ¿Lo has vuelto a hacer, mamá?

Cassie puso los ojos en blanco. Creía que nunca iban a poder hablar de otra cosa en esa casa.

Él es sólo un amigo —añadió ella con énfasis en la última palabra.

—Debe de ser algo más que eso. Mírate. Llevas el traje de las entrevistas de trabajo —repuso su madre.

Cassie se mordió la lengua para no hablar. Ya había sido bastante malo que su madre comentara lo de los cerditos enrollados, pero le hacía menos gracia aún que Joshua se hubiera enterado de que iba más arreglada de lo que era habitual en ella.

Aunque era cierto. Llevaba sus mejores pantalones, de crepe azul, y su chaqueta entallada a juego. Con ese conjunto parecía muy profesional sin dejar por ello de ser femenina. Se había comprado ese traje para la entrevista de trabajo que tuvo en la universidad antes de conseguir su empleo y se lo había puesto en muy pocas ocasiones más.

—Y tus zapatos —señaló la mujer para martirio de Cassie—. Siempre te quejas del daño que te hacen esos tacones. Nunca te los pones a no ser que quieras impresionar a alguien, Voy a tirar los cerditos enrollados a la basura ahora mismo.

Cassie miró a Joshua de reojo. Estaba sonriendo como si estuviera disfrutando mucho con la escena que se representaba frente a él.