Imagínate vivir para siempre dentro de la peor foto de tu vida —susurró él—. Esa foto en la que enseñas todos los granos de la cara, en la que sales con una mueca bizca, la foto que te tomaron en una fiesta mientras dormías la borrachera y alguien te teñía el pelo con pasta de dientes, esa foto en la que te pegaron un tarro y no lo sabías por comemierda. Eso, más o menos, es el Infierno… Podría ser peor.