Sostiene el profesor Alfonso Rubio que el paisaje de los estudios históricos colombianos dedicados a la “cultura escrita”, es decir, al campo de lo manuscrito y lo impreso, y al universo de las prácticas de escritura y lectura, es minúsculo y plural y todavía carece de orientaciones conceptuales y metodológicas claras, pero –afirma también— es necesario conocerlo para dimensionar las líneas de trabajo existentes y encontrar cómo se abren otras nuevas. Por esta razón, en este volumen se da a la tarea de recoger información de fuentes documentales que van desde el siglo XVI hasta comienzos del XIX, siendo la mayoría del XVIII neogranadino. Sin embargo, no prioriza continuidades temporales, sino temáticas concretas donde las relaciones sociales, la ideologización política y religiosa, el intercambio o la circulación comercial son asuntos que se muestran conectados con su contexto y evolución histórica y con el orden normativo que los ha disciplinado y legitimado.