—Las muchachas pobres no tienen oportunidades, dijo Belle, si no se hacen valer —suspiró Meg.
—Entonces seremos solteronas —repuso Jo seriamente.
—Bien dicho, Jo; más vale ser solteronas felices que casadas desgraciadas o muchachas inmodestas a caza de maridos —dijo decididamente la señora March —