Escoge, de entre tus amigos y conocidos, media docena que consideres que podrían ser, al menos hipotéticamente, lectores de tu libro. Pídeles con cariño y amabilidad (ya sabes, hoy por ti, mañana por mi) que lean un par de capítulos y te den su impresión (lo que técnica y anglosajonamente se llama feedback), respondiendo a tres preguntas concretas:
¿Se entiende bien el texto?
¿Qué mensaje o mensajes te han quedado claros?