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Luis Jorge Boone

Suelten a los perros

  • Rafael Ramoshas quotedyesterday
    –¡Muérete, hija de tu rechingada bomba madre!
    Lo dije. Lo grité. Lo separé por sílabas. Hasta que una voz detrás de mí me metió el segundo puto susto del día.
    –Son duras las condenadas.
    Por un momento pensé que la rata había hablado, revelándome la verdad de sí misma.
    Era un día de mierda.
    El viejito, o la mitad de la cabeza, que es lo que le asomaba por encima de la barda, intentaba no burlarse, sin mucho éxito, del brinco que había yo pegado. Hasta la pala solté, y fue a azotar contra la barda.
    –Son inmortales –afirmé, me arrepentí de inmediato y me volví a insultar en la privacidad de mis pensamientos.
    El viejo guardó silencio. Esperaba el segundo round. Ante la presión de la audiencia, no se me ocurrió otra cosa que volverme a chinguetear a la rata. Recuperé la pala y me acomodé como cuarto bat en el montículo, o al menos eso quise parecer, ahora que sabía que, ante la existencia de un respetable público, incluso mis mejores esfuerzos harían el ridículo. Sólo me quedaba conservar el estilo.
    Le caí a palazos en el lomo. Uno tras otro. Todos igual de inútiles. La hacían chillar. Revolcarse. No la mataban. Ni siquiera la herían.
  • Rafael Ramoshas quotedyesterday
    Me quedé parado tanto tiempo en el patio, con el sol dándome en la cabeza, viéndola, que dejé de pensar en cualquier cosa, azorado. Cuando me di cuenta de la cara de tarado que debía tener, fui a buscar la pala que estaba entre los tanques de gas. Regresé con ella, junté valor, respiré hondo, y la descargué infinidad de veces contra la tela, sobre el cuerpo peludo y asqueroso que me jodía, esperando tronarle algo, la espina, la cabeza, las patas, el estómago, primero con la fuerza que da la desesperación, y luego con la terquedad que otorga sentirse frustrado, burlado por el universo.
  • Rafael Ramoshas quotedyesterday
    Salté la barda sin novedad. Okey, nomás una: me pegué un putazo en la pierna al pasarme al otro lado. Cuando me acerqué un poco, cojeando, noté que la bestia respiraba como loca. Se agitó. Los chillidos de desesperación me sacaron un pedo. Pinche animal del demonio. Estaba igual de asustada que yo, o más, si se puede.
  • Rafael Ramoshas quotedyesterday
    Me dio un par de indicaciones: “cuidado con los tubos que están a la vuelta”, y “aguas con la cabeza”, cuando pasamos debajo del aparato de aire que ronroneaba muy fuerte. No dijo nada más, ni hizo preguntas. No me pidió identificarme, ni quiso saber mi nombre. Que le robaran al vecino le valía absolutamente madre. Bien por él. Por sobre todas las cosas le importaba la tranquilidad de su espíritu.
  • Rafael Ramoshas quotedyesterday
    Toqué con una moneda en la puertita de la reja. A la segunda tanda de golpes salió un viejito en bata y calzones largos. Saludé, pedí disculpas por molestar y le pregunté si podía brincar de su patio al mío. Bueno, al de mi hermana. Me miró sin desconfianza, pensando. Pásele, me dijo luego. Él sí contaba con un pasillo externo. Se fue delante de mí para señalarme el camino. Me dio un par de indicaciones: “cuidado con los tubos que están a la vuelta”, y “aguas con la cabeza”, cuando pasamos debajo del aparato de aire que ronroneaba muy fuerte. No dijo nada más, ni hizo preguntas. No me pidió identificarme, ni quiso saber mi nombre. Que le robaran al vecino le valía absolutamente madre. Bien por él. Por sobre todas las cosas le importaba la tranquilidad de su espíritu.
  • Rafael Ramoshas quotedyesterday
    Por incómodo que fuera, había terminado acostumbrándome a vivir en la precariedad arquitectural. Por nada del mundo iba a ponerme a arreglar ese desmadre. No mandas afinar el camión que tomas para ir al trabajo, no alfombras de pared a pared tu pensión de estudiante. Nadie en su sano juicio le mete lana a una casa que no es suya.
  • Rafael Ramoshas quoted5 months ago
    El hombre herido en el corazón puede, por fin, mirar la realidad tal cual es y percibir sus misterios.

    RICARDO PIGLIA
  • Juan Díazhas quotedlast year
    Dijo cosas que no entendí, que captaba a medias y soltaba, como cuando el viento te pasa por entre los dedos, y tú encoges la mano, pero nada atrapas y entonces la abres, aceptas que ésa es una sensación que nace para ser perdida al instante.
  • Sandra Arcos Reyeshas quoted2 years ago
    Estaba cansado. Su decisión fue apenas un soltar cosas, desatarse, y dejarlas ir por la coladera. No una atadura, ni una red para caer en ella. Al contrario. Aligerarse. Su decisión fue ésa. Desconectar.
  • clonerpoetahas quoted3 years ago
    Fui al baño, la taza estaba abierta. Salían ruidos de chapoteo. Con precaución y haciendo que mi sentido de la decencia tacleara a mi imaginación, me asomé.

    Una rata se pescaba con fuerza de la porcelana. Estaba empapada, la respiración le hinchaba con fuerza el torso. Me miraba. Vencida, pero en guardia. Era medianona, no tan grande como la otra. A lo mejor era la pareja. O su descendencia. O algo. No supe qué hacer y bajé la tapa.

    rata

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