Jesús dijo: “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo” (Hechos 1:8). Sin esa vitalidad, tenemos una religión secularizada, razonada e inofensiva. La contemplación mística no se parece en nada al dinamismo del Nuevo Testamento; el quietismo es para los budistas, no para los cristianos. ¡No se frene!