En El informe de Brodie, Jorge Luis Borges realiza una evolución imprevista en su estética. A diferencia de El aleph y Ficciones, que abundan en enigmas y en símbolos, los once cuentos de este volumen, fruto de la lenta madurez del gran escritor, son directos, desnudos y sencillos. Dos de ellos, Juan Muraña y El encuentro, tienen una misma clave fantástica: la vida secreta del puñal. También es de índole fantástica Guayaquil, donde dos historiadores protagonizan insensiblemente la histórica entrevista. El otro duelo, La intrusa y El evangelio según San Marcos se caracterizan por su final despiadada, contrariamente a El duelo y La señora mayor, que tratan de mujeres en un ámbito de sonriente piedad, Según el autor, El indigno es una confesión y también lo es Historia de Rosendo Judrez, nueva y sensata versión del famoso Hombre de la esquina rosada. Finalmente El informe de Brodie, que da su nombre al volumen, es una fábula a la manera de Jonathan Swift o de Voltaire.