Nada más

Usted le amaba.
Mucho más que eso.
La belleza de sus manos,
eso es, sí.

Nada. Excepto los vivos, que sonríen, que recuerdan.

Y, después de la muerte, ¿qué queda?

L’Homme atlantique (1982

Recuerdas lo hermosos que fuimos. Después nadie lo ha sido tanto.

El odio sirve para resistir.

¿Le has pedido a Dios que me mate?

Sus besos: creeré en ellos hasta el final de mi vida

Ven.

Tenemos que hablar de nuestro amor.

Encontraremos las palabras para hacerlo.

Puede que no haya palabras.

Espero verte a última hora de la tarde.

Con toda mi alma.

Con toda mi alma