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Sally Rooney

Gente normal

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  • Kat Stratfordhas quoted3 years ago
    Nadie puede ser absolutamente independiente de los demás, así que por qué no desistir del intento, pensó, por qué no correr en dirección opuesta, apoyarse en la gente para todo y dejar que ellos se apoyen en ti, por qué no.
  • Kat Stratfordhas quoted3 years ago
    pero al menos era escritora, y escondía también una vida imaginaria propia.
  • Alejandra Camachohas quoted14 days ago
    medianoche, cuando todos celebraban la llegada del Año Nuevo, Connell cogió a Marianne entre sus brazos y la besó. Ella sintió, como una presión física sobre la piel, que los demás los miraban. Tal vez no se lo habían terminado de creer hasta entonces, o quizá persistía aún una morbosa fascinación sobre algo que en su día había sido escandaloso. Tal vez solo sentían curiosidad por ver la química entre dos personas que, al parecer, a lo largo de varios años, no habían sido capaces de dejar de cruzarse en la vida del otro.
  • Alejandra Camachohas quoted14 days ago
    Todos los días, en las actividades cotidianas de sus vidas, Connell mostraba paciencia y consideración hacia los sentimientos de ella. La cuidaba cuando estaba enferma, leía los borradores de sus trabajos académicos, se sentaba a escucharla mientras hablaba de sus ideas, rebatiéndose a sí misma en voz alta y cambiando de opinión. Pero ¿la amaba? A veces a Marianne le entraban ganas de decirle: ¿Me echarías de menos, si me perdieras para siempre? Se lo había preguntado una vez en la urbanización fantasma, cuando eran solo unos críos. Él le había dicho que sí, pero en aquella época ella era lo único que tenía, la única cosa que tenía solo para él, y nunca volvería a ser así.
  • Alejandra Camachohas quoted19 days ago
    No parece que exista ya posibilidad de un punto intermedio. Han pasado demasiadas cosas entre ellos. Entonces ¿se ha terminado y ya no son nada? ¿Y en que se traduciría eso, lo de no ser nada para ella? Podría evitarla, pero tan pronto la volviese a ver, aunque cruzaran apenas una mirada a las puertas de una sala de conferencias, esa mirada no podría no contener nada. Y no querría jamás que fuera así. Había deseado sinceramente morir, pero nunca había deseado sinceramente que Marianne se olvidase de él. Esa es la única parte de sí mismo que quiere proteger, la parte de él que existe dentro de ella
  • Alejandra Camachohas quoted19 days ago
    Le falta alguno de esos instintos primarios, autodefensa o autoconservación, que hace comprensibles al resto de los seres humanos. Te apoyas esperando cierta resistencia, y todo vence bajo tu peso. Aun así, Connell se postraría y moriría por ella en cualquier momento, y eso es lo único que sabe de sí mismo que le hace sentir que vale la pena como persona.
  • Alejandra Camachohas quoted24 days ago
    Era cultura como representación de clase, literatura fetichizada por su capacidad de transportar a gente cultivada a viajes emocionales falsos que luego les permitían sentirse superiores a la gente inculta acerca de cuyos viajes emocionales les gustaba leer.
  • Alejandra Camachohas quoted24 days ago
    Cuando hablan, la conexión del vídeo es de alta calidad, pero a menudo se desincroniza con el audio, lo que hace que Marianne le parezca una imagen en movimiento, algo para ser contemplado
  • Alejandra Camachohas quoted24 days ago
    . Y entonces, entrando por las puertas abiertas de la iglesia, vio a Marianne. Sabía que tenía pensado volver de Suecia para el funeral. Se la veía muy pálida y delgada allí en el umbral, con un abrigo negro y un paraguas mojado en las manos. No la había visto desde Italia. Parecía, pensó, casi frágil. Fue a dejar el paraguas en el paragüero.

    Marianne, dijo.

    Lo dijo en voz alta sin pensar. Ella levantó la mirada y lo vio. La cara de Marianne era como una florecilla blanca. Le echó los brazos al cuello y Connell la estrechó con fuerza. Pudo oler el interior de su casa en la ropa. La última vez que la había visto todo era normal. Rob seguía vivo, Connell podría haberle enviado un mensaje, o incluso podría haberle llamado y hablado con él por teléfono, entonces era posible, habría sido posible. Marianne le acarició la cabeza por detrás. Todo el mundo los estaba mirando, lo notaba. Cuando supieron que no podían alargarlo más, se separaron. Helen le dio unas palmaditas en el brazo.
  • Alejandra Camachohas quotedlast month
    Peggy reparte platos a todos, y Marianne le toca el hombro a Connell y le tiende una taza de café. Con ese vestido blanco y esa tacita de porcelana blanca, a él le vienen ganas de decirle: Pareces un ángel. Ni siquiera es algo que a Helen pudiese molestarla, pero él es incapaz de hablar de ese modo delante de la gente, de decir cosas afectuosas porque sí. Se bebe el café, come algo de pan
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