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Martín Caparrós

Los Living

  • Diego Camposhas quoted5 years ago
    Nos quieren convencer de que formamos parte de grandes conjuntos –una comunidad, una ciudad, un gremio, un país, la humanidad– y después resulta que cuando uno hace algo tan decisivo como nacer le importa a siete u ocho
  • Rafael Ramoshas quoted6 hours ago
    «Ser chico es ser grande», decía su eslogan, que se convirtió de pronto en la consigna de mamá: «Cualquier cosa que haga un chiquitito –la autora o su traductor insistían en la palabra chiquitito, que fue, de ahí en más, el nombre oficial de mi apariencia– será más valorada por el mundo, que le dará el peso de lo que hacen los que parten desde una posición aparentemente desventajosa: nuestro mundo valora más que nada lo que logran los que no están en condiciones de lograrlo, la hazaña del self made man. El chiquitito es el self made man por excelencia –decía–, porque se ve tan claro que no ha sido hecho como debería y debe hacerse: ésa es su ventaja, y cada chiquitito debe aprenderla, aprovecharla.»
  • Rafael Ramoshas quoted6 hours ago
    Sólo mamá quería que saliera más: me insistía Nito mi amor por qué no vas al centro, podés ir a tomar un helado o a bailar o lo que quieras, no te preocupes por la plata yo todavía te la puedo dar –decía, dos veces por semana, y trataba de decirlo casual, como quien recuerda algo no muy importante que ni siquiera había olvidado, pero se le notaba la ansiedad más que la grasa.
    –Sí, mamá, gracias. Ahora tengo cosas que hacer pero mañana voy.
    Mis respuestas eran convencionales, repetidas. A mí no me interesaban esas actividades –me decía que no me interesaban– que los jóvenes deben hacer porque son jóvenes: maneras generacionales de perder el tiempo, música fuerte, risas nerviosas, gritos en la esquina, modos de compartir el tedio de los que todavía no saben qué hacer con sus vidas: de los que subrayan la palabra todavía como si después, de pronto, un día, pudieran descubrirlo –y mientras tanto. Aunque es cierto que yo podría haber trabajado un poco más la actitud baibar, ese clásico joven
  • Rafael Ramoshas quoted6 hours ago
    Era delicioso: Ayelén tenía diecisiete años y –suponía entonces y confirmé después– más carreras que Yatasto. El que decía más carreras que Yatasto era mi abuelo: alguna vez le pregunté y me dijo que Yatasto era un potro que había ganado muchas carreras en Palermo y San Isidro, el mejor de todos, pero que la frase se aplicaba a las yeguas más yeguas: que eso siempre le había llamado la atención. Y yo, desde su muerte, solía decir más carreras que Yatasto, mentando un caballo que nunca conocí ante gente que ni siquiera sabía que eso era el nombre de un caballo: un diálogo sordo con mi abuelo, una forma de decirle estás ahí –en las carreras de Yatasto, en esas grupas encrespadas.
  • Rafael Ramoshas quoted6 hours ago
    Era injusto que la muerte de ese desconocido fuera tan importante en mi vida. Mi padre aprovechaba su muerte demasiado. Quizá supiera –él sí supiera– que nadie está muerto mucho tiempo. Él, por ejemplo, seguiría muerto unos años más, los que yo viviera, quizás incluso los que vivieran mis hijos si es que alguna vez me resignaba a hacer hijos como serían los míos. Después ya no estaría más muerto: dejaría de existir, volvería a no haber existido. Él, seguramente, lo sabía: y entonces, mientras podía, aprovechaba.
  • Rafael Ramoshas quoted6 hours ago
    Así que, feliz, podía ser una estrella del rock: ya estaba en esa burbuja siempre amenazante, allá arriba a punto de caer, donde viven las estrellas del rock; sólo tenía que aprender a cantar, a tocar la guitarra –pero tampoco tanto: más que nada necesitaba que se me ocurriera un tipo de canciones que nadie hubiera imaginado antes. Canciones sobre el fútbol, por ejemplo: ¿por qué ningún rockero cantaba sobre el fútbol? No era tan complicado: armábamos un grupo que hiciera sus temas con historias futboleras, el pibito de la villa que consigue engancharse en un equipo grande y el día anterior a su debut se revienta en un afano mal armado porque no quiere abandonar a sus viejos amigos, el veterano que por fin puede subir a la B nacional y se siente gardel y no entiende por qué los otros lo miran con tristeza, el referí que ve a los jugadores a los que tiene que juzgar con una envidia mormosísima y les busca las pulgas y, por ese resentimiento y pormenor, se convierte en el mejor de los peores: esas historias, con musiquitas pegadizas para que las hinchadas las cantaran con sus propias letras; era una posibilidad, si sólo pudiera aprender a tocar la guitarra y esas cosas.
  • Rafael Ramoshas quoted21 hours ago
    es difícil mantener todo el tiempo inflado el globo de la felicidad. Para el infeliz, en cambio, desanimarse es complicado: ¿cómo desinfla lo que no tiene aire?

    Me imaginaba un globo desinflado, el trabajo de sacarle último aire con los dedos, apretando los dos pulgares contra los dos índices, ordeñando el aire del globo desinflado –hasta que me di cuenta de que lo mejor era inhalarlo: ponérselo en la boca y chupar fuerte para adentro: el desánimo del desanimado.
  • Rafael Ramoshas quoted21 hours ago
    Sólo empañaban, a veces, mi felicidad –mi libertad– los huevos. Los huevos acechaban: una noche, pongamos, necesitaba huevos; había huevos –en el mundo había huevos, en la Argentina había huevos, en Buenos Aires, en mi barrio, en mi cuadra había huevos–; yo tenía la plata necesaria para comprarlos en el bolsillo delantero derecho de mi jean, donde siempre que tenía plata la tenía; los huevos estaban ahí al lado, a un metro, medio metro de mí, detrás del vidrio de la vidriera de una verdulería –cerrada a esa hora de la noche: tan cerca, tan fácil, tan perfectamente fuera de mi alcance. Lo que realmente lima la libertad no son las grandes impotencias; son las pequeñas imposibilidades. Hay cosas que son brutalmente inalcanzables pero –quien más, quien menos– aprendemos a dejar de quererlas: en eso consiste, me dicen, casi todo saber; en eso consiste, me enseñaría el Pastor, más preciso, el saber del que sabe buscar al Señor. Las insidiosas, que te arruinan la vida, son esas cosas que sólo una pequeñez te impide conseguir: las que están ahí, que deberían ser tuyas y no son. Pero aun así, a pesar de los huevos, yo era feliz –mayormente feliz– y rebosaba, en esos días, de ideas sobre las cosas y la vida, las cosas de la vida.
  • Rafael Ramoshas quoted21 hours ago
    Algún filósofo de viernes a la noche trató de convencernos –a nosotros, ovejas con cerebro de pato– de que la libertad es una, un concepto, una abstracción y que se tiene o no se tiene; se ve que nunca dejó de ser esclavo de sus diccionarios: no hay nada más relativo, más ajustable que la famosa libertad. Hay muchas formas de la libertad; hay, por supuesto, libertades mejores que otras, y la mía era de las insuperables: yo me sentía perfectamente libre porque sabía que todo era posible, cualquier cosa.
  • Rafael Ramoshas quoted21 hours ago
    ¿Cómo se podría atribuir la responsabilidad de cualquier hecho sólo a una persona cuando ninguna persona vive fuera de un tejido complicadísimo de otras personas, relaciones, fuerzas levemente comprensibles, fuerzas perfectamente incomprensibles? Creerse dueño de sus actos es un acto de soberbia espantoso; entonces, técnicamente, decir que tal o cual cosa no es mi culpa tiende a la redundancia. Y, sin embargo, cuando uno dice –como yo digo ahora– que la culpa de aquello no fue mía, la repetición lo hace increíble.
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