Es mi profundo deseo al escribir estas cosas, aportar a la gran tarea de la iglesia de Jesucristo de alimentar y ayudar en la edificación de los hijos de Dios, trayendo de esta manera gloria y honra al Padre y a su Hijo Jesucristo. Aunque no existen revelaciones nuevas, sino la iluminación de las cosas ya una vez reveladas a los profetas y apóstoles, le pido a Dios que a medida que usted vaya avanzando en la lectura de este nuevo libro, el Espíritu de Dios le concéda un mas amplio conocimiento de las sagradas escrituras y del inmenso valor que tienen como manual de vida para los redimidos por Cristo. El conocimiento de Dios es el medio por el cual sus hijos adquieren todo lo necesario para una vida de santidad y consagración al Dios quien los llamó. Son cosas sobre Dios como estas las que Él utiliza para dejar impreso en los corazones de sus hijos, el sello de la veracidad de su palabra. Son innumerables los ejemplos de la multiforme sabiduría de Dios que se encuentran en las escrituras. En muchas ocasiones están en forma directa, pero en otras, de manera encubierta, para que todo “el que tenga ojos para ver” vea. En este libro profundizaremos en uno de estos asuntos que Dios se plació en encubrir.