La guerra de los mundos

La presión constante de la necesidad les agudizó el intelecto, aumentando sus poderes perceptivos y endureciendo sus corazones

Pocas personas comprenden la inmensidad del vacío en el cual se mueve el polvo del universo material.

Y antes de juzgarlos con demasiada dureza debemos recordar la destrucción cruel y total que nuestra especie ha causado no sólo entre los animales, como el bisonte y el dido, sino también entre las razas inferiores, A pesar de su apariencia humana, los tasmanios fueron exterminados por completo en una guerra de extinción llevada a cabo por los inmigrantes europeos durante un lapso que duró escasamente cincuenta años. ¿Es que somos acaso tan misericordiosos como para quejarnos si los marcianos guerrearan con las mismas intenciones con respecto a nosotros?

Y nosotros, los hombres que habitamos esta Tierra, debemos ser para ellos tan extraños y poco importantes como lo son los monos y los lémures para el hombre. El intelecto del hombre admite ya que la vida es una lucha incesante, y parece que ésta es también la creencia que impera en Marte.

o una expedición enviada desde aquí.

Hacía mucho calor, no se veía una sola nube en el cielo, no soplaba la más leve brisa y la única sombra proyectada en el suelo era la de los escasos pinos.

Ogilvy hizo numerosos comentarios acerca del planeta Marte y se burló de la idea de que tuvies

El intelecto del hombre

tan vano es el hombre y tanto lo ciega su vanidad,

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