Mi defensa fue escrito por Sarmiento durante su exilio en Santiago de Chile. El texto mezcla la polémica con los apuntes autobiográficos. Por lo último constituye un bosquejo del libro que sería Recuerdos de provincia, pero con la particularidad de que en esta obra más temprana Sarmiento escribía con vértigo y furia, puesto que su propósito era refutar algunas acusaciones a su persona que podían amenazar sus trabajos en la capital trasandina.
El rescate de sus educadores, la enumeración de los libros importantes que había ido leyendo desde pequeño (salpicada con citas en francés) y las explicaciones alrededor de una vocación política aparecida relativamente tarde tenían el sentido de mostrar cómo lo habían orientado para llegar a ser quien era.
Domingo Faustino Sarmiento (San Juan, 1811 — Asunción, 1888) fue un escritor y estadista argentino. Además de haber sentado en su presidencia las bases del sistema educativo moderno de su país, los libros salidos de su notable pluma marcaron una interpretación histórica de alto impacto, en especial el Facundo (1845), pero también Recuerdos de provincia (1850) y Mi defensa (1843), entre otros. Son controvertidas sus visiones y acciones sobre los aborígenes, los gauchos y los inmigrantes de algunas proveniencias, mientras favorecía que los de otras se instalaran como colonos. Sin embargo, y por lo mismo, pocos negarían que Sarmiento fue una figura descollante que influyó profundamente en la vida intelectual y política de la nación sudamericana.