Parece que fue ayer cuando siendo niños nos decían: «tranquilo que apenas estás empezando a vivir». Como si fueran instantes, ya pasaron siete décadas y, aunque sabemos que no hay una segunda oportunidad para volver a vivir, tenemos el privilegio de la memoria que nos permite recordar el pasado de quienes hoy somos padres y abuelos, y pensar en cómo fueron nuestra infancia, adolescencia y juventud.