Tienes razón al decir que fuiste rechazada. Se trata de una ingente empresa de rechazo. Social, pensado, intencionado. Organizado. Y admitido. Por todo el mundo. Nuestra historia no es otra cosa que eso. Hasta el final. Hasta llegar a lo que me hizo a mí. Que, por cierto, es ante todo algo que también te hizo a ti. Supone la perpetuación de ese rechazo. Para humillar a alguien, lo mejor es avergonzarlo, te consta.