Sin duda, Apolo va a cabrearse cuando se dé cuenta de lo que he hecho y lo que planeo hacer. Si os quedáis… —Las palabras quedaron flotando en el cuarto. Ya lo sabían. Además de todo, tendrían que enfrentarse a la ira de Apolo.
Luke miró a Deacon y sonrió.
—De todas formas, Apolo me da cosilla.
—Desde luego —respondió Deacon moviendo los hombros—. Y hey, si tú crees en Álex, yo también. Tú la conoces mejor que cualquiera de nosotros.
—Eso es cierto. —Marcus sonrió y se apoyó contra el sofá—. Yo me apunto.
Solos suspiró.
—Esto es una locura, ¿pero qué demonios? Vine aquí para proteger a Álex. No para entregarla a que la sacrifiquen como a un perro.