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Jeremiah Abrams

  • Rafael Adrian Aguila Palacioshas quoted2 years ago
    Al parecer, pasamos los primeros veinte años de nuestra vida decidiendo qué partes de nosotros mismos debemos meter en el saco y el resto lo ocupamos tratando de vaciarlo. En ocasiones, sin embargo, este intento parece infructuoso porque el saco parece que estuviera cerrado herméticamente.
  • Rafael Adrian Aguila Palacioshas quoted2 years ago
    En una cultura que se guía por modelos ideales como la nuestra, el lado amable de nuestra personalidad tiende a hacerse cada vez más amable y a anular otros aspectos.
  • Rafael Adrian Aguila Palacioshas quoted2 years ago
    Todo lo que echamos en esa bolsa regresa e involuciona hacia estadios previos del desarrollo. Supongamos que un joven cierra el saco a los veinte años de edad y no vuelve a abrirlo hasta quince o veinte años más tarde. ¿Qué es lo que ocurrirá entonces cuando abra nuevamente el saco? Lamentablemente, la sexualidad, la violencia, la agresividad, la ira o la libertad que había arrojado al saco habrán sufrido un proceso de regresión y cuando aparezcan de nuevo no sólo asumirán un aspecto rudimentario sino que también mostrarán una manifiesta hostilidad. Es normal que quien abra el saco a los cuarenta y cinco años de edad se atemorice como lo haría quien vislumbrara la amenazadora sombra de un gorila recortándose contra el muro de un oscuro callejón.
  • Rafael Adrian Aguila Palacioshas quoted2 years ago
    La mayor parte de los hombres de nuestra cultura echan en el saco las facetas femeninas de su personalidad. No resulta extraño, pues, que cuando a los treinta y cinco o cuarenta años de edad intentan reestablecer el contacto con su mujer interior descubran que ésta se ha tornado hostil. A su vez, ese mismo hombre percibirá una gran hostilidad procedente de las mujeres con quienes tropiece en su vida cotidiana. En el dominio de lo psicológico existe una regla fundamental: como adentro es afuera.
  • Rafael Adrian Aguila Palacioshas quoted2 years ago
    Si una mujer, por ejemplo, desea ser valorada por su feminidad y arroja al saco los aspectos masculinos de su personalidad es muy posible que con el transcurrir de los años descubra una fuerte aversión hacia los hombres y que sus críticas hacia ellos se tornen ásperas e inflexibles. Así, aunque conviva con un hombre hostil que le proporcione una cierta justificación para expresar su hostilidad, una válvula de escape para aliviar su presión, se encontrará no obstante en apuros porque eso no la ayudará a resolver el problema de su propio saco. Mientras esa situación perdure se hallará atrapada en un doble rechazo que origina mucho sufrimiento y se manifiesta tanto en el rechazo hacia sus propios aspectos masculinos como en el rechazo hacia los hombres que encuentre en el exterior.
  • Rafael Adrian Aguila Palacioshas quoted2 years ago
    Así pues, cuando nos negamos a aceptar una parte de nuestra personalidad ésta termina tornándose hostil.
  • Rafael Adrian Aguila Palacioshas quoted2 years ago
    De esta manera, mientras las imágenes permanecen recluidas en la oscuridad de una lata y no son más que figuras impresas en una delgada película tienen una leve y macilenta existencia diurna pero cuando se prende cierta luz detrás de nuestras cabezas aparecen en la pantalla unas figuras de aspecto fantasmal que encienden cigarrillos y desenfundan amenazadoramente sus pistolas. Se trata de figuras doblemente ocultas ya que no han tenido la oportunidad de «desarrollarse» plenamente y han permanecido ocultas en la oscuridad de una lata.
  • Rafael Adrian Aguila Palacioshas quoted2 years ago
    Pero la proyección –como señala sabiamente Marie-Louise von Franz en algún lugar– también constituye un mecanismo extraordinario. «¿Por qué tendemos a valorar negativamente la proyeción?» –pregunta– «Entre los junguianos decirle a alguien “estás proyectando” se ha convertido en una acusación. Pero hay proyecciones que son útiles e incluso adecuadas».
  • Rafael Adrian Aguila Palacioshas quoted2 years ago
    Yo sabía que me estaba matando a mí mismo pero ese conocimiento no podía pasar directamente del saco a la mente consciente sino que debía atravesar primero el mundo.
  • Rafael Adrian Aguila Palacioshas quoted2 years ago
    Marie-Louise von Franz nos recuerda que si no podemos proyectar tampoco podemos conectar con el mundo.
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