Dios mío perdóname, tal vez he estado pidiendo por el hombre equivocado y esta noche decido no ilusionarme más con él, porque amarlo solo me lastima. Señor solo déjame pedirte una cosa más, un favor y es que me digas quién va a ser el hombre de mi vida, quién será la persona correcta en la cual debo fijarme, el hombre que me ame de la misma forma en que yo he amado.
¡Esa fue mi petición en esa cruda noche de invierno! Nada más y nada menos. Eso me calmó un poco y avanzaba la madrugada me dormí.
A la mañana siguiente cuando desperté, había un sol hermoso, sus rayos lograban colarse con fuerza por la cortina anaranjada de mi habitación. Me levanté y las abrí por completo, el sol se posó tierno en mi rostro como una mariposa en una flor, su calor tibio me reconfortó y me dejé caer de golpe en mi cama al recordar