Vestales

yo adoraba la lluvia, las tormentas, l

Anhelaba poder viajar por el mundo, vivir una vida bohemia y despreocupada

—Acabas de conocer al hombre de tu vida —contesté.

Ella soltó una carcajada y meneó la cabeza.

—Acabas de conocer al hombre de tu vida —contesté.

Ella soltó una carcajada y meneó la cabeza.

Anímese. Es joven, guapa y está sana;

—Anímese. Es joven, guapa y está sana;

Me alzó el rostro entre las manos y clavó en mí sus tiernos ojos color zafiro.

Me besó con dulzura y yo me dejé llevar. Por un delicioso momento, no pensé en nada que no fueran sus caricias, sus labios, sus ardientes susurros.

—¿Es lo que siempre has querido hacer?

Señorita Morton, mi querida y adorada señorita, no espere de mí grandes posesiones ni decenas de sirvientes a sus pies, tan solo puedo ofrecerle un corazón que late desbocado en este instante y que seguirá haciéndolo por usted mientras exista un hálito de vida en su interior. Señorita Morton, Charlotte, ¿aceptará hacerme el más feliz de los hombres y convertirse en mi adorada esposa?