Tenía la constante sensación, mientras miraba los taxis, de encontrarse lejos, muy lejos, mar adentro y sola; siempre tenía la sensación de que era extremadamente peligroso vivir aunque solo fuera un día.
Martha Lunahas quoted6 months ago
(Junio había hecho brotar hasta la última hoja de los
Martha Lunahas quoted6 months ago
Porque en el matrimonio debe haber algo de libertad, algo de independencia entre las dos personas que viven día tras día en la misma casa
Martha Lunahas quoted6 months ago
Tenía la constante sensación, mientras miraba los taxis, de encontrarse lejos, muy lejos, mar adentro y sola; siempre tenía la sensación de que era extremadamente peligroso vivir aunque solo fuera un día.
Martha Lunahas quoted6 months ago
Tenía importancia entonces, se preguntó mientras caminaba hacia Bond Street, tenía alguna importancia que, inevitablemente, ella desapareciera algún día, que todo esto tuviera que seguir existiendo sin ella?
Martha Lunahas quoted6 months ago
Septimus Warren Smith, de treinta años de edad, pálido, de nariz aguileña, zapatos marrones, gabán raído y ojos de color avellana con una mirada de ansiedad que inspiraba una ansiedad igual en los desconocidos.
Martha Lunahas quoted5 months ago
se sintió él atraído por la vida, con el sol cada vez más caliente y los gritos que sonaban cada vez más fuerte y la sensación de que algo terrible estaba a punto de ocurrir.
Martha Lunahas quoted5 months ago
Cualquiera que fuese sincero diría lo mismo; cumplidos los cincuenta no se necesita a nadie; ningún hombre quiere seguir diciendo a las mujeres que son hermosas; eso es lo que la mayoría de los hombres de cincuenta años dirían, pensó Peter Walsh, si fueran sinceros.
Martha Lunahas quoted5 months ago
Porque él tenía cuarenta años de experiencia y podía asegurarle a Septimus que no le ocurría nada en absoluto. Y la próxima vez que acudiera a visitarle esperaba encontrarle levantado de forma que dejara de angustiar a su encantadora esposa.
Martha Lunahas quoted5 months ago
(el césped del parque se encendía y se apagaba iluminando a las pobres madres de Westminster y a sus bebés, que gateaban en torno a ellas, como si una luz amarilla se moviera bajo él). Pero qué se podía hacer por vagabundas como esa pobre criatura recostada sobre un codo