Cuando alguien muere, la gente parece amarlo más que nunca. Todo lo malo que hizo, los errores que cometió, las injusticias que perpetró, todo eso se olvida. Después de que morimos, todos somos buenas personas, y los vivos fingen estar compungidos. Apenas unos pocos sienten de verdad tu falta. El resto solo aparece como si de pronto necesitáramos su presencia mientras que, antes, ellos se habían evaporado.