Lisa Kleypas

—. Amor mío… si tuviera que elegir, me quedaría con las pocas horas que he pasado contigo. Las prefiero a una vida entera al lado de otra mujer. No hacía falta que me escribieras suplicándome que te buscara. Llevo buscándote toda la vida. No creo que exista el hombre que posea todas las cualidades necesarias para ser tu marido… pero te suplico que me permitas intentarlo.

—¿Va todo bien, cariño? —le preguntó mientras andaban.
—Sí. Yo… —Sonrió y añadió de forma poco convincente—: Sólo quería verte.

Como dicen los romaníes: «Si te tomas mucho tiempo, el tiempo acabará tomándote a ti».

Como dicen los romaníes: «Si te tomas mucho tiempo, el tiempo acabará tomándote a ti».

: El truco está en olvidar lo que se ha perdido… y en aprender a seguir viviendo con lo que se tiene.

—Si nadie se casa contigo, yo lo haré cuando crezca. Pero sólo si soy más alto que tú, porque no me gustaría tener que echar la cabeza hacia atrás para mirarte.

«Te quiero —pensó—. Te quiero con locura, con desesperación, para siempre.»

Era bueno sentir que volvía a tener un propósito, que volvía a seguir a alguien para hacerle daño. Un sentimiento que le resultaba familiar. Que lo definía como persona.

Era bueno sentir que volvía a tener un propósito, que volvía a seguir a alguien para hacerle daño. Un sentimiento que le resultaba familiar. Que lo definía como persona.

—Sin importar lo que necesites para ser feliz, lo tendrás —le aseguró, y después se acercó a ella para besarla en la frente.