Lourdes Muñoz

Todavía cree en la magia

con el asombro de un niño,

y a veces llora en secreto

por el príncipe azul que se ha ido.

Ella cree en las personas,

aunque no entienda que a veces

puedan herirse, romperse

y mentirse a los ojos, de frente.

Se siente pequeña y frágil

Y aunque parezca de hierro

Se derrumba en el silencio

Y se levanta de nuevo.

Es una mina grande,

Se pone nombre de niña

A veces se siente anciana

Es que vivió muchas vidas

Amó con todas sus partes

Aún ama a pesar del miedo

Y es que se aferra a su amado

Aunque la llene de penas.

Ella no busca otras bocas

No entiende de otros amores

Quiere su cuerpo enredado

A ese que siempre ha esperado.

No es una santa tampoco

A veces puede ser mala

Y reclamar a los vientos

Por todo el mal que ha pasado

Entiende que no hay absolutos

En este mundo con prisa

Y quiere quedarse dormida

Entre las sábanas tibias.

Lulina ya está cansada

Esta vida la confunde

No conoce a quienes ama

Quiere encerrarse en su alma

Su corazón está roto

Algunas piezas le faltan

Pero puede mirar al frente

Con la cabeza muy alta.

Ella siempre ve el vaso lleno

Y está repleta de sueños

Sigue teniendo esperanza

Sigue brillando por dentro.

Un hombre simple, que se entregara sin reservas, un compañero de viaje que remara junto a mí por este río que es la vida.