Si te concentras en no cometer errores, no te vas a destacar. No vences al pecado enfocándote en no pecar. Es necesario un sueño que sea más grande y mejor que las tentaciones que estás tratando de superar. Necesitas un sueño que no te permita ser desviado espiritualmente, un sueño que exija lo máximo posible de ti por lo máximo y superior de Dios.[6]