Hija de sangre y otros relatos

Es demasiado fácil seguir a líderes malos pero atractivos, abrazar hábitos placenteros pero destructivos, ignorar los desastres que se avecinan porque tal vez al final nunca lleguen a suceder… o quizá solo les sucedan a otras personas. Ese tipo de pensamiento es parte de lo que supone la adolescencia.

Pueden crear algo bello, algo útil, incluso algo que no valga para nada. Pero crean. No destruyen.

¿Cómo no ibas a saberlo? Nací pobre, negra y mujer

Cada persona tendrá todas las noches una utopía privada y perfecta; o una imperfecta. Si ansían conflicto y lucha, eso tendrán. Si quieren paz y amor, eso tendrán. Lo que quieran o necesiten viene a ellos. Creo que si las personas se pasan las noches en… bueno, en un paraíso privado, quizá eso les temple las ganas de pasarse sus horas de vigilia intentando dominarse o destruirse entre ellas —

Soy incapaz de explicarles hasta qué punto influyó que esta vez mis torturadores fueran mi propia gente. Eran humanos. Hablaban mi lengua. Sabían lo mismo que yo sobre el dolor, la humillación, el miedo y la desesperación. Sabían lo que me estaban haciendo y, sin embargo, nunca se les ocurrió no hacerlo

Soy incapaz de explicarles hasta qué punto influyó que esta vez mis torturadores fueran mi propia gente. Eran humanos. Hablaban mi lengua. Sabían lo mismo que yo sobre el dolor, la humillación, el miedo y la desesperación. Sabían lo que me estaban haciendo y, sin embargo, nunca se les ocurrió no hacerlo —por un momento se paró a pensar, recordando—.

Por último, no te preocupes por la imaginación. Tienes toda la que te hace falta, y todo lo que leas, todo lo que escribas en el diario y todo lo que vayas aprendiendo la estimularán. Juega con tus ideas. Diviértete con ellas.

Olvídate del talento. Si lo tienes, bien: úsalo. Si no lo tienes, no importa. Del mismo modo que el hábito es más fiable que la inspiración, el aprendizaje constante es más fiable que el talento.

Para empezar, olvídate de la inspiración. El hábito es más fiable. Es lo que te sostendrá, con inspiración o sin ella. El hábito te ayudará a terminar y pulir tus historias. La inspiración, no. El hábito es la perseverancia en la práctica.

. Envía tu trabajo para que te lo publiquen. Lo primero es analizar los mercados que te interesan. Busca y estudia los libros o las revistas de aquellas editoriales a las que quieres vender tu trabajo. Luego envíalo. Si te asusta la idea, muy bien, que te asuste. Pero envía tu trabajo de todas formas. Si te lo rechazan, envíalo otra y otra vez. Los rechazos duelen, pero son inevitables. Son el rito iniciático de todo escritor.