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Julián Herbert

Un mundo infiel

  • DDXXhas quoted2 days ago
    l Mayor había nacido en Altamira, Tamaulipas. Todos los hombres de su familia hicieron, de generación en generación, cosas tan estúpidas como perder un ojo en una riña o ahogarse en el río Bravo cuando intentaban cruzar de mojados. Por eso él, que nunca había sufrido siquiera una fractura, se veía a sí mismo como al héroe que vence una maldición. Medía 1,91, pesaba 109 kilos y se llamaba Plutarco Almanza, aunque prefería que todos se dirigieran a él por su rango militar.

    Magnífico párrafo para entender cómo se describe a un personaje.

  • Juan Díazhas quotedlast year
    —¿Nunca has sentido que estás en el lugar correcto pero ya es hora de que te vayas?
  • Josué Osbournehas quoted4 years ago
    —Gracias, gringuito. Qué bueno que me dejaste descansar. No se te para, ¿verdad?... Ésa es la bronca con ustedes: son muy grandotes y guapos, pero no se les para.

    Doc entrecerró los ojos y evocó el olor a putrefacción con el que había embellecido el vientre de la mujer.

    —Nunca voy a olvidarte —dijo torpemente en español.
  • Josué Osbournehas quoted4 years ago
    Y se marchó camino a la frontera con la mueca fatigada y feliz que hay en el rostro de los muertos y de los asesinos.
  • Josué Osbournehas quoted4 years ago
    Una vez, pocos días antes de casarse, se le ocurrió contar el número de mujeres con las que se había acostado durante toda su vida y resultó que eran veintinueve, lo que le pareció, tomando en cuenta la exagerada opinión que tenía de sí mismo, una cifra ridícula; así que desde entonces se había autoimpuesto una pequeña penitencia, un proyecto a futuro que le permitiría tener una boda feliz pese a haber descubierto lo mal amante que era: el día que cumpliera treinta años, Guzmán planeaba acostarse con la mujer número treinta de su vida. «No sería mala idea», pensó ahora, justo antes de volver a conciliar el sueño.
  • Miguel Alejandro Leónhas quoted4 years ago
    Matt Dillon acariciaba a ambas mujeres con más socarronería que lujuria. El sueño de cualquiera: gozar hasta lo indecible sin perder la dulce angustia del deseo.
  • Miguel Alejandro Leónhas quoted4 years ago
    Mientras uno mordía su cuello, pudo oler la exasperación con la que el otro arrancaba los botones de su blusa. Estuvo a punto de protestar porque la prenda era costosa y ella estaba muy lejos de ser rica.
  • Miguel Alejandro Leónhas quoted4 years ago
    Era como vivir perpetuamente en medio de una orgía de fantasmas
  • Miguel Alejandro Leónhas quoted4 years ago
    Los veintes Rafles y Bareta se comunicaron desde el 12 Carantoñas informando que estaban titiritiando de frío y las piernas no aparecían, y que no iban a aparecer porque por ese rumbo siempre anda mucho coyote y esos animales tragan de todo, hasta peyotes y chochas y alicantres, y hasta ratas maiceras, cuantimás las piernas de las gentes, que tienen la carne más tiernita. También dijeron que una sola linterna no les echaba suficiente luz. El capitán Marías les mentó la madre y les ordenó que buscaran entre los huizaches y las matas de la gobernadora. Dijo que si seguían treinteando ya no iba a ir por ellos ni aunque llamaran para avisar que se los estaban enchorizando los coyotes. Dijeron 53 y quedaron 42 para 70.
  • Miguel Alejandro Leónhas quoted4 years ago
    —No me digas que a ti la Yanet no se te antoja.
    —Pero yo soy putañero, compadre. Es otra cosa. Uno cuando anda pedo lo revuelve todo: el amor, el trabajo, la cachondería... Ya no sé ni de qué estamos hablando
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