Pasión sin agotamiento

El insomnio es una advertencia clave.

Lo que empieza con un agotamiento puede derivar en depresión.

La presión en nuestras vidas produce resultados. Nos motiva y nos da energías. Respondemos a la presión con niveles elevados de “hormonas del estrés”: a

Yo soy (y, a este lado de la resurrección, solo seré) una criatura de barro. Descansaré, satisfecho, en mi debilidad como criatura; usaré los medios que Dios me ha dado para seguir adelante en esta vida mientras pueda; me permitiré a mí mismo tiempo para dormir; confiaré en él lo suficiente para tomarme un día libre a la semana; me dedicaré a mis amistades y no seré un ermitaño orgulloso; recibiré con alegría el descanso interior que él me ofrece. Serviré al Señor Jesús con un fervor alegre y tranquilo, con toda la energía que él me concede, pero no con esfuerzos ansiosos, ni con ambiciones egoístas, ni con el deseo de recibir los elogios de la gente, ni con ninguna de las otras motivaciones horribles que destruirán mi alma. Que Dios me ayude

La gracia, en cambio, es una herencia eterna y, por mucho que su poseedor sea humillado y despreciado, lo pondrá a salvo en la gloria

Cuando nuestra alegría proviene de nuestros dones y de nuestro éxito, siempre estaremos bajo presión, porque nos compararemos

El remedio es gloriarnos mucho en la gracia

Probablemente, la mayoría de los obreros de Cristo tienen tanto éxito como sus almas pueden afrontar

que el Señor no nos necesita para hacer su obra y que esta no nos define. Yo era una hija de Dios (escogida, santa, profundamente amada) cuando estaba enferma y era incapaz de trabajar, tanto como lo soy ahora.
Algunos hemos tenido que aprender eso por las malas

hay gracia en las interrupciones, porque me hacen humilde: me muestran, una vez más, que dependo totalmente de Dios