De haberse topado con ellas, Elaine habría copiado las palabras de Anne Elliot, entre otras cosas porque tenía la misma edad que la heroína de la señorita Austen: «Desde luego. Nosotras no los olvidamos tan pronto como ustedes a nosotras. Tal vez es nuestro destino, nuestro sino, más que nuestro mérito. No lo podemos evitar. Vivimos recluidas en casa, calladas, y los sentimientos se apoderan de nosotras. Ustedes están obligados a luchar. Tienen siempre una profesión, unos intereses, un negocio, sea de la clase que sea, que los devuelve al mundo enseguida; y la ocupación y el estar constantemente ajetreado y yendo de aquí para allá debilita pronto las impresiones».9 Pero Elaine no era una gran lectora; habría aducido no tener tiempo, lo que tal vez fuera incluso mejor para ella, aunque de ese modo se perdiera el consuelo y la pena de toparse con sus propios sentimientos expresados con unas palabras tan conmovedoras.