—No creo que existan el bien y el mal —repuso—. Solo se puede hacer lo que manda el deber según las circunstancias y, después, vivir con las consecuencias y unir las experiencias, tanto las buenas como las malas, a la trama que vamos hilando a medida que vivimos para poder ver el estampado que hemos ido creando y aceptar las lecciones que nos ha enseñado la vida.