La epilepsia lo podía matar en cualquier momento, si se golpeaba la cabeza contra el suelo o con el borde de una bañera, si le daba un ataque mientras iba en bicicleta, si se tragaba la lengua o si padecía un ataque y no volvía en sí.
¿Cómo será estar tantísimas veces tan cerca de la muerte? Él, sin embargo, la esquivaba una vez tras otra.
Hasta que lo atrapó, con la muerte basta con que te pille una vez