Icaria

  • Bianca Beltránhas quoted2 years ago
    Las fronteras de las mercancías y el decrecimiento se relacionan de cuatro maneras.

    Primera, la existencia de fronteras de las mercancías está vinculada a la inherente e incesante tendencia a la expansión del capitalismo.

    Segunda, las fronteras de las mercancías nos recuerdan que el crecimiento tiene un alto coste para las personas que viven lejos de los lugares donde este tiene lugar. Las mercancías que abastecen a nuestra creciente economía global proceden de lugares específicos, donde viven personas cuyas vidas se ven transformadas de formas muy diversas y bajo un alto coste social y ecológico. La intención del decrecimiento debería ser no solo reducir el consumo humano en el lugar de destino, sino también cuestionar las estructuras de producción en el lugar de extracción. Un cuestionamiento exitoso del imperativo de crecimiento económico ilimitado puede tener impactos directos y positivos sobre las vidas de las comunidades que habitan en dichas fronteras.

    Tercera, los impactos sociales y ambientales de la extracción de recursos aumentan a medida que la calidad y disponibilidad de tales recursos disminuyen. En el caso de la minería, actualmente se generan más desechos y contaminación para obtener la misma cantidad de minerales que hace diez años. La cuestión ya no es si hay recursos disponibles, sino cuáles son los costes sociales y ambientales si se continúa extrayéndolos.

    Cuarta, en Europa y en las Américas, economías que en un pasado muy reciente eran principalmente importadoras de materias primas están ahora promoviendo la extracción dentro de sus propias fronteras, fomentando nuevas industrias, dinámicas y conflictos.
  • Bianca Beltránhas quoted2 years ago
    En la obra de Castoriadis, la frase performativa, «descolonizar el imaginario», es obvia, aunque por lo que sé, nunca la utilizó de esta forma. Para Castoriadis, autor de La institución imaginaria de la sociedad, la realidad social es la puesta en práctica de «significaciones imaginarias», es decir, representaciones que movilizan sentimientos. Si el crecimiento y el desarrollo son creencias, y por lo tanto, significaciones imaginarias al igual que el «progreso» y todas las demás categorías fundadoras de la economía, entonces salir de ellas, abolirlas y trascenderlas (la famosa Aufhebung hegeliana), implica descolonizar nuestro imaginario; cambiar realmente el mundo antes de que el cambio del mundo nos condene.
  • Bianca Beltránhas quoted2 years ago
    Lo que se requiere es una nueva creación imaginaria de una importancia inexistente en el pasado, una creación que ubicara en el centro de la vida humana otras significaciones que no sean la expansión de la producción y del consumo, que plantearan objetivos de vida diferentes, que pudieran ser reconocidos por los seres humanos como algo que vale la pena... Esta es la inmensa dificultad con la que debemos enfrentarnos. Deberíamos querer una sociedad en la que los valores económicos dejaran de ser centrales (o únicos), en la que la economía fuese ubicada en su lugar como simple medio de la vida humana y no como fin último y en la cual, en consecuencia, renunciáramos a esta carrera loca hacia un consumo cada vez mayor. Esto no solamente es necesario para evitar la destrucción definitiva del medio ambiente planetario, sino también, y sobre todo, para salir de la miseria psíquica y moral de los humanos contemporáneos. (Castoriadis, 1996)
  • Bianca Beltránhas quoted2 years ago
    Es, antes que nada, una revolución cultural. Pero esto no es todo. Se refiere también a salir de la economía, cambiar los valores y, por lo tanto, desoccidentalizarse. Este es precisamente el programa asumido por los «partisanos» del decrecimiento dentro del proyecto sobre el postdesarrollo.

    La cuestión de salir del imaginario dominante o colonial, tanto para Castoriadis como para los antropólogos antiimperialistas, es un tema central pero complicado, porque no podemos decidir cambiar nuestro imaginario y mucho menos el de los demás, especialmente si son «adictos» al crecimiento. Solo nos queda pensar primero en la educación, la paideia, que para Castoriadis tiene un papel esencial.

    [...] ¿Qué significa, por ejemplo, la libertad o la oportunidad de los ciudadanos para participar —se pregunta— si en la sociedad de la que hablamos no hay algo —que desaparece en los debates contemporáneos...— que es la paideia, la educación del ciudadano? Eso no significa enseñarle aritmética, significa enseñarle a ser un ciudadano. Nadie nace ciudadano. ¿Que cómo convertirse en uno? Aprendiendo a serlo. Lo aprendemos, primero, observando la ciudad en la que vivimos. Pero, seguramente, no mirando la televisión actual. (Castoriadis, 2010)
  • Bianca Beltránhas quoted2 years ago
    Los bienes posicionales, por lo tanto, son un indicador del límite social del crecimiento, es decir, un límite de lo que el crecimiento puede ofrecer, en comparación con los límites al crecimiento, es decir, los límites a la continuidad del crecimiento.
  • Bianca Beltránhas quoted2 years ago
    l consumo posicional no es un vicio personal. Es un fenómeno social estructural en el que los individuos aceptan seguir siendo parte de la corriente principal. Escapar de la «carrera de ratas» y disminuir el consumo implica riesgos para quienes dan el primer paso, como un descenso de la respetabilidad, menores oportunidades de trabajo y pérdida de ingresos (Frank, 2000).
  • Bianca Beltránhas quoted2 years ago
    De un modo casi trágico, quienes buscan escapar del consumo posicional acaban siendo los pioneros de nuevos bienes posicionales.

    Si el problema es estructural, luego las soluciones deberán también ser estructurales.
  • Bianca Beltránhas quoted2 years ago
    La penetración de los mercados en ámbitos de la vida tradicionalmente regidos por valores y normas no mercantiles es uno de los acontecimientos más significativos de nuestro tiempo. La noción de mercantilización describe este fenómeno y puede ser definida como los cambios simbólicos, discursivos e institucionales mediante los cuales un bien o un servicio, que anteriormente no estaba destinado a ser vendido, pasa a formar parte de la esfera del dinero y de los intercambios mercantiles.
  • Bianca Beltránhas quoted2 years ago
    El consumo posicional incrementa también el coste del tiempo libre, haciendo menos atractivo el ocio, socavando la sociabilidad y reduciendo el tiempo dedicado a la familia, los amigos, la comunidad o la política (Hirsch, 1976). El tiempo pasa a ser parte de los presupuestos, cotizándosele cada vez más en términos de dinero; como consecuencia de esto, las relaciones sociales se van mercantilizando paulatinamente. La mercantilización es también resultado de los encerramientos fomentados para mantener el acceso privilegiado a los bienes posicionales (por ejemplo, una playa privada o una matrícula para la universidad, Hirsch, 1976). En un círculo vicioso, a medida que más y más bienes y servicios van cayendo bajo la égida del dinero y la competición posicional, se potencia todavía más el amor por el dinero y continúan socavándose las relaciones sociales y las costumbres
  • Bianca Beltránhas quoted2 years ago
    Un observador temprano de los efectos sociales de la mercantilización fue Marx, que utilizó el concepto de fetichismo de la mercancía para señalar cómo, en el ámbito del mercado, los productores y los consumidores se perciben unos a otros a través del dinero y los bienes que intercambian.
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